lunes, 25 de julio de 2011

Padfone tablet y smartphone

 Asus ha lanzado el Padfone, una pantalla sin procesador ni memoria ni ningún componente que le permita funcionar de manera autónoma, pero que al insertarle en su interior el teléfono móvil, se convierte en una tableta al uso. ¿Será esta la unión definitiva entre los móviles y las tabletas?

Para muchos las tabletas son demasiado grandes para llevarlas encima todo el día y para otros, los teléfonos móviles son demasiado pequeños para visualizar ciertos contenidos. Algunos fabricantes como Samsung han optado por crear aparatos a medio camino entre ambos, como el Galaxy (conocer el Galaxy a fondo); otros como Apple han decidido separar claramente ambos dispositivos, como el iPad y el iPhone. Asus, por su parte ha decidido crear Padfone.
Se trata de una pantalla con una batería del tamaño de una tableta prácticamente vacía de hardware pero que al introducir en su interior el teléfono móvil de la marca funciona como tableta. De este modo se crea una simbiosis entre los dos dispositivos que permite escoger el tamaño perfecto para cada momento.

Un dispositivo para cada momento

Por ejemplo, como explican desde Asus, "ambos interfaces para la tableta y el teléfono aseguran que el ajuste de la salida de visualización automáticamente para todo tipo de actividades, como por ejemplo una conferencia de vídeo, navegadores web y el mail".
Con el móvil insertado en el interior de la tableta se puede recargar igualmente el teléfono pasando la energía del dispositivo más grande al más pequeño. Por su parte el teléfono aporta a la tableta la capacidad de conexión a Internet mediante 3G.
Como apuntan en Asus, "el Padfone es un dispositivo que explora la posibilidad de convergencia entre los dos aparatos más populares, los smartphones y las tabletas. Resuelve el problema de la transferencia de datos y las múltiples tarjetas sim cuando ambos las usan".

domingo, 10 de julio de 2011

UN LUGAR PARADISIACO

BORA-BORA: LA ISLA MÁS BONITA DEL MUNDO
Bora Bora, por su pequeño tamaño, es considerado más bien un atolón que una isla. Esta pequeña porción de tierra, de 29.3 km2 de extensión, se ubica en la Polinesia Francesa, a 200 km al noroeste de Tahití, y nació como un volcán (actualmente extinto); este volcán se encuentra rodeado por una laguna y cubierto por aguas cristalinas, y separado del mar por un arrecife; como resultado de esta mixtura de elementos, el paisaje es tan bello y sus aguas son tan prístinas, que Bora Bora es considerada por muchos como la isla más bonita del mundo.


La isla en conjunto es un paraíso de arenas doradas, aguas celestes, cielo azul y sol perenne. La laguna Esmeralda ofrece el lugar ideal para realizar paseos en canoa y alimentar a los tiburones y mantas raya, así como la práctica de deportes acuáticos y la observación del paisaje marino. Asimismo, usted podrá alquilar un caballo o una bicicleta para recorrer toda la pequeña isla; durante su paseo, el viajero podrá observar los templos vestigios de los polinesios o maraés.  Bora Bora se caracteriza por un clima cálido y húmedo, con abundantes lluvias durante todo el año; entre noviembre y abril, esta isla no es muy recomendable de visitar, debido a la presencia de vientos huracanados; la mejor época ara realizar turismo en Bora  Bora es entre los meses de mayo y octubre.



Hoy en día, la economía de Bora Bora depende mayormente del turismo, si  bien el turismo masivo aún no llega a la isla, haciéndola más apacible. Durante los últimos años, numerosos hoteles resort han sido abiertos en los moyu, las pequeñas islas que rodean la laguna central de Bora Bora, mientras que otros hoteles ofrecen una magnífica vista al mar. Por su parte, los viajeros con un menor presupuesto pueden obtener un alojamiento más económico.
Si decides visitar Bora Bora, puedes sentirte seguro: en esta recóndita isla de la Polinesia, prácticamente no se producen robos (por supuesto ello no quiere decir que descuides tus cosas y tientes al destino). Asimismo, Bora Bora no sufre de problemas de salubridad, por lo que podrás comer y beber lo que desees, sin preocuparte de agarrar una infección o caer enfermo por una enfermedad local. Tal vez lo único de lo que debas preocuparte sea en evitar la insolación y algunos cortes menores de manta raya, al sumergirte en las prístinas aguas de Bora Bora.